Los hábitos saludables mejoran tu salud: física, mental y emocional. La restricción quizás puede mejorar la primera, pero daña las otras dos: te mantiene todo el tiempo luchando contra tu cuerpo y contra la comida, te dificulta la socialización y te hace sufrir por no poder comer lo que deseas. ¡Nada de eso es saludable! Así que no pienses que "aguantarte", "tener fuerza de voluntad" o aprender a "controlarte" son hábitos a desarrollar.
Puede que te lleve más tiempo, o puede que te lleve menos. Todo depende de qué tan complejo te resulta ese hábito a ti, y de cuáles son tus circunstancias. Lo importante es que te propongas repetirlo cada día, de ser posible asociarlo ("anclarlo") a otro hábito que ya tengas establecido, para que te resulte más fácil ser constante - y es gracias a eso que esta nueva acción se transformará en un hábito automático en ti.
En lugar de tratar de "olvidar" un viejo hábito, debes centrar tu energía y esfuerzo en aprender el hábito nuevo, tal cual estuvieras trazando un nuevo camino en un campo lleno de hierba. A veces querrás utilizar el camino viejo (tu viejo hábito), pero en la medida en que sigas trabajando en trazar el nuevo camino (tu nuevo hábito), el camino anterior se irá llenando de hierba y, eventualmente, ya no será la opción más fácil.
Cuando hablamos de hábitos alimenticios saludables, este es indispensable. No necesitas medir, pesar, calcular ni controlar lo que comes, sino aprender a conectar con tu cuerpo que te indica en todo momento cuando necesitas comer y cuánto. Si te escuchas, verás que no es tan difícil llevar una alimentación saludable y variada que te satisface.
No hay alimentación realmente saludable sin un consumo adecuado de verduras y frutas y, en general, la mayoría de personas no llegan ni de lejos a las cantidades ideales recomendadas: 400 gramos para evitar riesgos de enfermedad y hasta 800 gramos para optimizar la salud. Las verduras y frutas son sin duda el grupo alimenticio estrella cuando se habla de comer sano, así que céntrate en aumentarlas (o variarlas) todo lo que puedas.
Ser saludable es una decisión personal. Si quieres tener mejores hábitos porque el médico te ha dicho que necesitas perder peso, o porque otras personas han criticado tu aspecto (o cualquier otra razón externa), verás que la motivación no te durará lo suficiente y vas a fracasar. Cambiar los hábitos es trabajoso, así que tienes que tener el convencimiento de que lo necesitas, y desear profundamente conseguirlo, para que tu motivación sea lo suficientemente fuerte y durarera como para que tú consigas mantenerte constante en tu proceso.
Así como nadie puede hacerte cambiar a ti, tú no puedes hacer cambiar a nadie - por más que quieras. Así que no te frenes ni te frustres si no tienes apoyo en casa y, en lugar de eso, céntrate en ser tú el agente de cambio, mostrando con tu ejemplo todos los beneficios de ser una persona saludable. Cuando quienes están a tu alrededor noten tu cambio (físico, mental y emocional), se animarán a tener ellos también esos resultados y, poco a poco, se ineteresarán en lo que estás haciendo.
Este es otro hábito alimenticio saludable imprescindible y que, auqnue parece muy sencillo, en realidad lleva bastante tiempo y práctica adquirir. ¡Pero es muy beneficioso! Comer lentamente te permitirá digerir mejor, estimar mejor las cantidades que necesitas (sin tener que controlar nada) y disfrutar mucho más de tus comidas, además de que te sentirás muy bien (fisicamente hablando) ya que tu cuerpo podrá digerir los alimentos de una forma correcta y te aseguro que lo vas a notar.
Adquirir un hábito no es como graduarte de la Universidad, que una vez que obtienes tu título ya nunca lo perderás incluso si nunca más ejerces lo aprendido. Con los hábitos, es la repetición continuada, día tras día, lo que hace que sea un hábito y lo que te transforma en una persona saludable. Así que evita pensar en lograr hábitos como un objetivo que tiene un fin, sino más bien como una transformación que cambiará para siempre la forma en como llevas tu vida y que has de seguir practicando por siempre. En una palabra: CONSTANCIA. Si no eres constantes no funcionará contigo, pero como todas las cosas en la vida que valen la pena, la constancia es necesaria.
Y, aunque quizás piensas que es lo mismo, en realidad no lo es. La salud es muchísimo más que el número en la báscula, y representa no solamente tus parámetros físicos internos sino tu estado de ánimo, tus niveles de energía y tu visión general de la vida. ¡Nada de eso tiene que ver con el peso! Además, cuando te centras en el peso, si no logras el número que esperas te frustras, te desmotivas y abandonas. Olvida la báscula y aprende a centrar tu atención en lo que realmente importa para ti en tu vida, y verás como siempre tendrás motivación para avanzar.