02 Jul
02Jul

¿Sabes escuchar a tu cuerpo? ¿Que te pide?


Más que escuchar al cuerpo, como se suele decir, sería intentar volver a sintonizar con tus sensaciones para comprender qué nos quiere decir el cuerpo. De este modo podremos ofrecerle alimentos que nutran y que nos calmen al mismo tiempo. 

Por ejemplo, si el cuerpo pide fritos o lácteos, le podemos ofrecer alimentos ricos en grasas saludables como el aguacate, semillas y frutos secos o aceites vírgenes de primera presión en frío. Sustituimos así las grasas malas por grasas buenas. Se trata, por tanto, de reconducir el deseo: el cuerpo nos puede pedir patatas fritas y pizza con bebidas gaseosas azucaradas, pero eso no quiere decir que se lo debamos dar. Podemos reflexionar sobre qué otras opciones saludables cubren estos deseos y recurrir a ellas.

En cualquier caso conviene tener en cuenta qué pueden querer decir realmente esos deseos de "comer mal" o, en otras palabras, qué significan tus antojos:

  • Si te apetece mucho salado: puede ser que el cuerpo esté diciendo que necesita minerales, en especial calcio. Piensa en alimentos ricos en estos nutrientes: hojas tiernas oscuras, algas, almendras, chía, sésamo.
  • Si deseas dulce o almidones. Puede que necesitemos glucosa, sodio, cromo o aumentar la serotonina o la dopamina. En ese caso son ideales las frutas dulces o deshidratadas, como plátano, dátiles, bayas goji o vegetales como el brócoli.
  • Si anhelas algo cremoso y dulce. El cuerpo puede precisar magnesio, cromo, proteínas, fósforo, azufre y aumentar los niveles de serotonina y dopamina. Podemos pensar en incluir frutos secos y semillas, aguacate, cacao, semillas de cáñamo, algas u hojas verdes tiernas y oscuras.
  • Si tienes fijación con el café. Te ayudarán el hierro y los alimentos que contribuyan a aumentar la serotonina, como bayas goji, moras blancas, semillas de cáñamo, cacao y calabaza, hierba de trigo o algas nori.
  • Si hay ganas de chocolate. Puede ser que necesitemos magnesio, vitamina B6, antioxidantes y aumentar la producción de serotonina. En vez de chocolate refinado, el cacao puro sería ideal, pero también las nueces, las semillas de calabaza, chía y cáñamo, las algas, el açai y el arándano, la espirulina o la chlorella.

Como veis, como nos sentimos en determinados momentos puede condicionarnos a la hora de escoger los alimentos. ¿Quien no se ha sentido triste en algún momento e impulsivamente le ha entrado un gran deseo de comer chocolate?,¿O ha tenido ansiedad y ha tenido la necesidad de ponerse a comer cualquer cosa?

Por ello si queremos cambiar los malos hábitos en nuestra alimentación debemos aprender a conocernos y a conocer nuestro cuerpo, pues somos un todo complejo, todo funciona en conjunto, y no hay nada en nosotros que sea independiente de lo demás. 

Conocerte, conocer tu cuerpo, apreder a escucharlo y diferenciar lo que pide de lo que realmente necesita, te ayudará a manejar mejor esos deseos impulsivos y poco a poco a tener control sobre ellos.

Ánimo, el esfuerzo en todas las áreas de nuestra vida, siempre obtiene su recompensa, y tratandose del alimento que repercute directamente sobre nuestra salud, el esfuerzo bien vale la pena.

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